Cuarta vez juntos en la pantalla grande, la química entre Keanu Reeves y Winona Ryder mejora notablemente con el tiempo.
La boda de mi ex (Destination wedding) arranca con el mérito de reunir a estos dos íconos indiscutidos del séptimo arte, y los sumerge en un romance inesperado y mordaz.
Más solicitada que nunca, en medio su éxito con la aclamada Stranger Things, Ryder recibió el guión de La Boda mi ex, en cuya autoría y dirección figuraba el nombre del cineasta Victor Levin. Y no lo dudó.
Pero Ryder no sólo dijo que sí, sino que envió la obra a su viejo amigo y colega Reeves, quien aceptó de inmediato coprotagonizar la historia. “Una vez que ambos actores estuvieron a bordo, encontrar financiación fue de repente muy fácil”, rememora Levin.
La trama
Frank (Reeves) y Lindsay (Ryder) se encuentran de camino hacia una suntuosa boda a la que ambos acuden como un doloroso compromiso social, y se desagradan al instante. Sin embargo, entre juegos sin sentido y degustaciones de vinos, los roces y el humor cínico culminan en una atracción inesperada.